En el mundo de la decoración, las flores preservadas vuelven a ocupar lugares de preferencia. La belleza y colorido que aporta este elemento en cualquier lugar de la vivienda es sobresaliente. Y es que la infinidad de las exquisitas composiciones posibles con estas flores de larga duración las hacen ideales para adaptarse a cualquier tipo de diseño de interior, aportando un foco de luminosidad natural allá donde se coloquen.

Las flores eternas, como también se las conoce, son unos productos completamente naturales. Su larga duración se debe al proceso de preservación, 100 % ecológico, al que se someten para preservar toda su belleza y frescura. Las flores preservadas no van a necesitar ningún cuidado ni mantenimiento, ni luz ni agua.

Aunque suela ocurrir, no debe confundirse las flores preservadas con las flores secas, ya que el proceso para obtener un estado u otros son completamente diferentes. En este caso, se trata de flores naturales, recogidas de viveros donde han sido cultivadas para este fin, por lo que su aspecto siempre es de una gran perfección. Después de cortarlas se someten a un procedimiento en el que su savia y el agua que la componen son sustituidas por un líquido preservante, no tóxico, que logra mantener su aspecto y propiedades por periodos no inferiores a los 5 años. Una planta preservada aparentará estar recién cortada, fresca y natural.

Método utilizado para lograr flores preservadas

El método básico al que se somete, tanto una planta como a una flor para lograr su preservación, se compone de una serie de fases que deben ser respetadas para lograr el mejor resultado posible.

Por otro lado, hay que considerar que, después de todo el proceso, que a continuación se va a detallar, es imprescindible que se maneje y trate con delicadeza, evitando que se vea sometida a una temperatura o humedad excesiva. Y es que, aunque no requieran de un mantenimiento especial, sí que requieren de unas buenas condiciones para que su duración se prolongue en el tiempo todo lo posible.

El cultivo

Es uno de los principales pilares sobre el que se sostiene este sector, el aspecto agronómico es fundamental para obtener plantas y flores que, por su belleza, merezcan ser preservadas. Es por esto que la confianza para obtener buenos resultados se deposita en los mejores viveros, en aquellos que garantizan un cultivo con todo tipo de cuidados, que tratan a las plantas con cariño y esmero.

Estos espacios deberán estar especialmente acondicionados para una producción de excelencia. Un resultado que se consigue gracias a la regulación de los niveles exactos de humedad, temperatura y abonos específicos para cada planta y cada flor.

La cosecha

Cuando las plantas y flores presentan su máximo potencial de belleza, hermosura y calidad, es cuando ha llegado el momento de ser cortadas. Proceso que se realiza con el máximo cuidado, manteniendo esta delicadeza durante todo el desarrollo posterior para que no pierdan ni un ápice de calidad.

El proceso de preservación

Para lograr que la planta o la flor adquiera las propiedades para una larga duración, se comienza cortando los tallos de una forma adecuada para después seleccionarlos y distribuirlos en los recipientes que se van a introducir en la cámara estabilizadora. Es en esta cámara donde se someterá a la planta a las condiciones ideales de iluminación, temperatura y humedad para que se lleve a cabo un proceso denominado de deshidratación progresiva.

Otro de los elementos esenciales en este proceso lo constituyen los recipientes donde se colocan las plantas. Estas bandejas se llenan de un compuesto con base de glicerina, estabilizantes, colorantes y agua, en una fórmula probada que ofrece los mejores resultados.

Esta fórmula irá sometiéndose gradualmente a diferentes cambios en sus concentraciones, en sucesivos pasos. Esto irá posibilitando el reemplazo de la savia interna por la sustancia preservante hasta alcanzar el grado ideal en relación a su contenido de humedad, lo que propiciará la estabilidad física, química y microbiológica.

Últimos pasos

Para finalizar el proceso para obtener flores preservadas, la planta se lava y se seca durante algunos días con temperatura controlada. Posteriormente, se llevará a cabo una selección según la calidad del producto, desechando los pétalos, tallos o las hojas dañadas. Con la misma delicadeza a la que ha sido sometida durante todo el proceso, se empacará y se trasladará a los lugares de venta.

Recomendaciones para la decoración

El fin de las plantas y flores preservadas no es otro que el de la decoración. Su impacto, como ya se ha mencionado, es muy positivo, alegrando y dando un toque de elegancia a cualquier lugar donde se coloque.

En este sentido, la composición es fundamental. Aunque en la mayoría de los casos ya se adquieren formando ramos o centros florales, permite que cada persona pueda realizar su propio diseño floral. No son pocos los que, buscando satisfacer unos gustos más personales, se animan a teñir estos elementos. Con este añadido, el resultado final puede llegar a ser incluso más impactante y bonito.

Conviene aclarar un falso mito que circula alrededor de este tipo de ornamentación. No es en absoluto cierto que no huelan a nada. El método al que se somete no elimina su perfume natural, es decir, una flor preservada olerá igual que cualquier otra que no haya pasado por este tratamiento, por lo que es ideal para decorar también en un sentido olfativo.

Lo ideal, en cuanto a su colocación, es que no reciba luz directa, que mantenga una temperatura templada y constante sin cambios bruscos, alejada de corrientes de aire y calores elevados, es decir, lejos de estufas y aires acondicionados, estos últimos también pueden afectarlas, resecándolas en exceso.

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