Si hay una un lugar donde las flores de seda son un lujo para nuestros ojos, esas son las de la Maison Lemarié.
Fundada en 1880 por Palmyre Coyotte abuela de Andre lemarié. Un taller que reino durante décadas por su espectacular trabajo tanto en plumas como en flores de seda y otros tejidos de alta costura. Durante décadas su línea de negocio iba dirigida a mayoristas del sector. No es hasta 1946 y con la incorporación de Andre, cuando la famosa casa toma el rumbo hacia la alta costura, con tejidos de alta calidad que hacía que los grandes de la moda como Christian Dior, Cristóbal Balenciaga, Nina Ricci… apoyaran este proyecto.
La Maison Lemarié, tiene dos oficios el de plumista y florista. Hoy sólo me voy a detener en el de florista en el que sus creaciones son puras obras de arte.
Las floristas de esta casa, trabajan artesanalmente las flores de tela, con pieles,tweed y plástico. que son cosidas o encoladas en los vestidos y accesorios.
La fabricación de cada flor radica en un estudio de cada tejido y su almidón en la proporción correcta. Ya que si la proporción fuera demasiado dura podría romperse y si por el contrario fura muy blanda no mantendría la forma.
El segundo paso es el corte de los pétalos, el cual es el único que se realiza por maquinaria. Este taller cuenta con más de 300 moldes y más de 5000.
EL tercer paso, es darle forma con lo buriles, que son unas herramientas de metal que se calientan con calor para moldear la tela. Existen punzones, marcadores, rizadores…. Cada uno es útil para las diferentes formas que podamos llegar a pensar.
Mi sueño, visitar algún día esta casa, y perderme por cada rincón, buscando mi flor de seda preferida.
