La mayoría de las personas no saben diferenciar claramente entre una corona y una tiara. Ambos elementos son ampliamente recurrentes como complemento para la novia, ya que resaltan su belleza natural de manera sorprendente, dos armas de seducción utilizadas desde tiempo inmemorial que mantienen su estatus de clásicos imperecederos

De entre las muchas alternativas posibles para elegir el tocado perfecto el día de la boda, las tiaras y las coronas se imponen un año más como complementos imprescindibles. La tendencia de la moda les sigue dando su apoyo como reina indiscutible de estos eventos tan especiales.  Pero, ¿Cuál es la diferencia real entre ambos complementos? ¿Cómo elegir con acierto entre un objeto y otro? ¿Qué criterios hay que seguir?

Si cuesta trabajo encontrar las diferencias entre una tiara y una corona no hay por qué preocuparse, apenas existen. De hecho, el mundo de la moda las equipara, describiéndolas como el mismo objeto con la misma función. La única y característica diferenciación se localiza en la apertura trasera que poseen las tiaras, es decir, las tiaras son coronas que se mantienen abiertas por atrás.

Lo que si resulta fácil de distinguir son las que nosotros, en Tocados y Abalorios, producimos. Destaca nuestra enorme variedad de diseños, la inmensa mayoría de ellas (90 %) hechas a mano, con la belleza exquisita que solo las flores preservadas pueden ofrecer. Son, además, absoluta tendencia en las pasarelas de moda, situándose en lo más top en estos momentos.

Las coronas, la realeza en su concepto más humano

Las coronas son piezas de forma circular utilizadas como complemento estético sobre el casco de la cabeza de las mujeres. Su uso está dirigido especialmente a resaltar la belleza, personalidad y posición de la novia en su día de bodas (Tocados para bodas).

En referencia a la forma de colocarse correctamente, ofrece dos posiciones más habituales, las dos igualmente elegantes. Por un lado, puede colocarse a la altura de la frente, de tal forma que rodeé toda la circunferencia. Por otro lado, también permite ladearla hacia atrás, para que así logre salir de la parte superior del cabello.

Su uso tiene una larga y poderosa tradición, posiblemente de las más conocidas históricamente, pues se refiere al símbolo que distingue a la realeza de la gente común. En la actualidad, su uso se ha extendido por y para toda la población, aunque su simbología mantenga ciertas similitudes. Trata de coronar como reina, al menos por un día, a aquella mujer que va a contraer matrimonio.

En la actualidad, para resaltar de la forma más espectacular posible en este día inolvidable, la tendencia nos refiere a las creadas a partir de diseños con piedras preciosas y, sobre todo, en los últimos tiempos, a aquellas creadas con flores. Estas últimas les dan una categoría más etérea a quien las porta, acercándose más al reinado de lo natural y divino antes que a lo meramente humano.

Aquellas que prefieren las piedras y los cristales brillantes logran un toque sofisticado, un look lo más parecido a la realeza y a lo principesco, mientras que aquellas optan por las flores y hojas, consiguen un resultado más romántico y ensoñador, informal y natural.

Las tiaras, el terreno de la divinidad

Si apenas existen diferencias entre las tiaras y las coronas, podemos asegurar sin miedo a equivocarnos que una tiara no tiene diferencia alguna con una diadema. Estas medias coronas abiertas por detrás, y a diferencia de estas, no fueron utilizadas históricamente por reyes y reinas, sino por los Papas. Aunque, con el paso del tiempo, ambos elementos se utilizan para un mismo fin estético.

En las bodas una novia llevará la tiara y las invitadas portarán las diademas. Una diferencia léxica más que física o formal, como ya se ha indicado. Las tiaras presentan una pequeña ventaja con respecto a las habituales coronas, y es que permiten usarlas independientemente al estilo que se haya utilizado en el traje de novia, es decir, se adaptan más fácilmente al conjunto estético elegido.

Por poner solo algunos ejemplos, si lo que se está buscando es imitar el estilo griego, las tiaras con hojas de color dorado, si son de laurel mejor, serán un acierto pleno. Si, por el contrario, se quiere ofrecer un estilo mas vintage o Flipper, acercándose a lo que fue tendencia en los años 20, basta con llevar una diseñada con cristales checos y base plateada.

Si se quiere jugar entre lo principesco y lo divino, habrá que recurrir a la porcelana francesa, elegancia sin titubeos. Por último, también es posible recurrir a un estilo más poético o bucólico, para lo cual se recurre a tiaras con flores de distintos colores, hojas o ramas. En definitiva, cualquier elemento que se encuentre entre la vegetación y que tenga un origen natural.

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