Las plumas para el pelo en las tribus nativo-americanas tenían un significado muy importante para ellos ya que significaban honor, fuerza, sabiduría y poder. Las más importantes, eran las plumas de águila americana o águila dorada ya que para ellos suponía el regalo más preciado caído del cielo. Los indios, creían que las plumas de águila eran un elemento sagrado ya que pensaban que estas aves eran enviadas de los dioses al volar tan cerca del cielo.
Una vez recibida la pluma, debían cuidar de ella y se consideraba irrespetuoso para los dioses si se colocaban dentro de un armario. Por esa razón, comenzaron a usarse las plumas para el pelo. Pero no sólo se las ponían en el pelo, ya que también las usaban como decoración en las casas creando los conocidos “Atrapa Sueños”.
No se les permitía llevar estas plumas en el pelo si no demostraban una hazaña ante el tribunal de la tribu. Entre estas hazañas, se encontraba por ejemplo, luchar contra un oso o traer comida después de una cacería. Una vez demostrada la valentía ante el tribunal, se les autorizaba a llevarlas. Normalmente, el que llevaba el mayor número de plumas, era el jefe. En la mayoría de tribus, los indios no usaban las plumas durante las batallas, ya que sólo hacían uso de ellas durante las ceremonias.
Los Apaches y los Crow, eran los nativos con los tocados más voluminosos con plumas de águilas y cuervos negros.
En méxico, los Aztecas fueron también muy famosos por sus tocados de pluma de Quetzal y para los Sioux, las plumas de águila real representaban rayos de sol.
Con las plumas en la cabeza, antes de la batalla, los guerreros Sioux se identificaban con la fuerza y el poder que les daba el dios águila. Para los indios nómadas de las grandes llanuras, tras la invasión del hombre blanco durante la fiebre por el oro, obtener una pluma era símbolo de valentía si conseguían robar caballos y armas del enemigo.
Los indios pueblo de méxico, consideraban las plumas de las aves como un nexo de unión entre el cielo y la tierra y las colocaban en lugares sagrados como templos.
En las tribus de sudamérica, los indígenas, se hacían tocados voluminosos con plumas de muchos colores, formando increíbles mosaicos. Las plumas que solían usar venían de aves como el colibrí azul, la tórtola, el colibrí verde o el papagayo.
